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Co-construcción sociedad/tecnología en entornos virtuales digitales: corporalidades y tránsitos no apropiadxs/bles entre las lógicas tecnosociales

Co-construção sociedade/tecnologias em ambientes virtuais digitais. Corporalidades e trânsitos não apropriadxs/bles entre as lógicas tecnosociais do presente

Resumen

El artículo parte de la pregunta por los tránsitos y las apropiaciones otras alrededor de las tramas tecnosociales del presente. Para ello, desarrolla una sistematización y actualización teórica y reflexiva acerca del abordaje de las experiencias diferenciales en entornos virtuales, tomando como ejes analíticos las espacialidades, corporalidades, agencias y posibilidades de apropiación de esos espacios y herramientas. Las líneas teóricas principales que constituyen el eje analítico son el tecnofeminismo y los estudios sociales de las tecnologías, especialmente la perspectiva del construccionismo social. Para la comprensión de la noción de experiencias diferenciales se utilizan herramientas teóricas de los estudios feministas e interseccionales. En las conclusiones se ofrecen propuestas de encuadres conceptuales, a modo de líneas posibles para enfocar de modo actualizado y situado las preguntas acerca de las tecnologías digitales, la diversidad, el acceso y la equidad.

Palabras clave
Virtualidad; Experiencias diferenciales; Espacios; Corporalidades; Tránsitos digitales equitativos

Resumo

O artigo parte da pergunta pelos trânsitos e as apropriações outras em torno das tramas tecnosociais do presente. Para isso, desenvolve uma sistematização e atualização teórica e reflexiva sobre as abordagens das experiências diferenciais em ambientes virtuais, tomando como eixos analíticos as espacialidades, corporalidades, agências e possibilidades de apropriação de esses espaços e ferramentas. As linhas teóricas principais que constituem o eixo analítico são o tecnofeminismo e os estudos sociais das tecnologias, especialmente a perspectiva do construcionismo social. Para a compreensão da noção de experiências diferenciais se instrumentam linhas teóricas dos estudos feministas e interseccionais. Nas conclusões se oferecem propostas para enquadramentos conceituais, como linhas possíveis para enfocar de modo atualizado e situado as perguntas sobre as tecnologias digitais, a diversidade e a equidade.

Palavras-chave
Virtualidade; Experiências diferenciais; Espaços; Corporalidades; Trânsitos digitais equitativos

Abstract

The article delves on the question about the movement and other ways of appropriating techno-social frameworks of the present. It develops a theoretical and reflexive systematization and update on approaches of differential experiences in virtual environments. The main themes for this purpose are spatialities, corporeality, agencies and appropriations of spaces and tools. This approach is based on theories such as technofeminism and social studies of technologies, especially the social constructionism perspectives. We use the theoretical tools of feminist and intersectional studies to explore on the notion of differential experiences. The conclusions offer situated proposals for conceptual frameworks, as possible ways of approaching on issues about digital technologies, diversity, access and equity.

Keywords
Virtuality; Differential experiences; Spaces; Corporeality; Equal digital movement

Introducción

En el contexto contemporáneo parece relevante abordar la virtualidad desde las maneras particulares que adquiere la relación de las personas con las tecnologías y la virtualidad, artefactos arraigados históricamente en procesos de socialización dominantes (vinculados a dinámicas de mercado, privatizantes, excluyentes, androcéntricas, entre otras versiones de las socialidades dominantes de época). Este texto indaga acerca de formas particulares de tránsito y experiencia como parte de las complejidades indisociables de la crítica en un contexto en que la tecnologización masiva y el ejercicio de la virtualidad son ámbitos integrados vertiginosamente al horizonte cotidiano, pero decididamente reservados en su planificación, intervención y desarrollo a unos pocos. Frente a este panorama, presentamos herramientas teóricas para dar cuenta de las condiciones y modos en que se produce la configuración de relaciones sociales con las tecnologías y la virtualidad por parte de las personas.

Este planteo surge en relación con debates regionales, situados, vinculados a los términos desde los que podemos comprender el acceso de distintos sectores, los intentos por garantizar integraciones a circuitos de prácticas y consumos (con lo problemático de lo deseable y lo ideal en dichos circuitos), los análisis de los “usos” tecnológicos, los nuevos moldes de participación política y ciudadana a través de las tecnologías digitales, entre diferentes ejemplos de aquello que parece de suma relevancia por todo lo que allí se pone en juego.

Frente a estas preocupaciones del presente, convergemos en un estudio de la virtualidad como espacio de sostenimiento de parte de la vida cotidiana de las personas, para considerar las experiencias diferenciadas en las relaciones sociales con las tecnologías, entendiendo dicha construcción desde una perspectiva sociotécnica. Esto a fin de observar de manera coyuntural y contextual las condiciones en las cuales podemos discutir sobre acceso, sostenibilidad, pertenencia y tránsito en torno de las tecnologías digitales y de la virtualidad. Las implicaciones epistemológicas inmediatas de este dispositivo analítico-conceptual suponen la ubicación de estas reflexiones en una perspectiva que concibe a los entornos virtuales, no como canales de circulación de comunicación o meras aplicaciones de software sino, en vista de la sinergia entre los modos en que son constituidos como dimensiones inherentes a la espacialidad de sus usuarixs y los modos en que ello compone un espacio social – físico y virtual – donde se realizan actividades y se entablan relaciones. Por ello, es que recubrimos a la virtualidad de preguntas que atienden a las relaciones de poder siempre implícitas en su prefiguración, su desenvolvimiento con el resto de las tramas sociales y las experiencias que en ella terminan librándose.

Lo virtual suele ser entendido como algo cuya emergencia en nuestros imaginarios es, en términos históricos, relativamente reciente. Habitualmente, lecturas superficiales establecen asociaciones de lo virtual con lo inmaterial y lo posible, con lo siempre nuevo. Esto priva a lo virtual, a la vez, de empiria y de historia. Desde la visión que estamos proponiendo, la virtualidad no puede entenderse meramente como un movimiento desrealizante, sino que se considera un vector de creación de realidades (LÉVY, 1999LÉVY, P. ¿Qué es lo virtual?. Madrid: Paidós. 1999, 126 p.). En definitiva, establecemos que la historia humana es una historia de virtualizaciones (LÉVY, 1999LÉVY, P. ¿Qué es lo virtual?. Madrid: Paidós. 1999, 126 p., 2011LÉVY, P. Cibercultura. La cultura de la sociedad digital. Madrid: Antropos, 2011.). Lo virtual bien puede pensarse como dimensión constitutiva de la cultura y como inherente a lo humano, no sólo en la época contemporánea, sino desde la invención misma de los sistemas simbólicos y los lenguajes. En este planteo de desplazamiento ontológico de los objetos a la virtualidad – que permite definirlos no por su esencia sino en el orden del acontecimiento – podríamos reconocer algunos vectores de virtualización que son, en efecto, pilares culturales como el lenguaje como virtualización de la memoria o la ley como virtualización de la violencia (LÉVY, 1999LÉVY, P. ¿Qué es lo virtual?. Madrid: Paidós. 1999, 126 p., 2011).

Lo virtual, entonces, no es nuevo, pero lo que sí ocurre es que durante las últimas décadas adquirió una visibilidad sin precedentes en tanto dimensión articuladora de realidad. Sobre todo, frente a la influencia de colectivos virtualizados y virtualizantes, que son también aquellos que con mayor fuerza estructuran parte importante de la realidad social: la tecnociencia, las finanzas, los medios de comunicación y las plataformas de servicios, productos y relaciones sociales online (LÉVY, 2011LÉVY, P. Cibercultura. La cultura de la sociedad digital. Madrid: Antropos, 2011.).

En lo que resta del artículo abordaremos, primeramente, la relevancia de la concepción de la experiencia pensada como un tránsito de continuación (en continuum) entre distintos espacios, con valoraciones y características que merecen ser analíticamente disgregadas. Posteriormente, desarrollamos la perspectiva desde la cual, entendemos, se puede pensar a las tecnologías como parte intrínseca y co-construida con la sociedad, las tramas artefactuales que se tejen en el vínculo sociedad/tecnología y la apreciación ontológica desde la cual aprehender las diferentes versiones de experiencias que se van modelizando en ese juego entramado. Esto se hace porque atendemos a los aportes del tecnofeminismo y a los estudios sociales de las tecnologías con perspectiva de género e interseccional, que nos llevan a sopesar las heterogeneidades inesperadas que hacen parte constructiva de las tecnologías y las formas múltiples que tienen de practicar su vínculo con las tecnologías y las virtualidades. Así, en los apartados de corporalidades virtuadas y espacialidades virtuadas referimos más ampliamente a los factores que parecen necesarios de ser atendidos en razón de valorar esas otras experiencias. Por último, y en base a lo desarrollado en el conjunto del artículo, proponemos encuadres para pensar algunas preguntas acerca de las tecnologías, el acceso y la equidad.

Para la composición de este artículo se realizó una revisión bibliográfica de tipo descriptiva, en la cual se seleccionaron un conjunto coherente de textos relacionados con el problema central explorado en el artículo, que son los modos de comprensión de las experiencias diferenciales en entornos virtuales, a partir de la consideración de las espacialidades, corporalidades, agencias desde los estudios feministas e interseccionales. Para esto se atendió especialmente al criterio de mantener equilibrio entre autorxs que son referencias en la temática y autorxs que complementan estas perspectivas, siguiendo el objetivo de construir un corpus de contraste y diálogo conceptual (GUIRAO GORIS, 2015GUIRAO GORIS, S. Utilidad y tipos de revisión de literatura. Ene, Santa Cruz de La Palma, v. 9, n. 2, p. 1-11, 2015.).

Espacios de continuum

En nuestras rutinas diarias las personas nos encontramos en circuitos múltiples en los que nos movemos continuadamente (en continuum) entre espacios que podríamos denominar físicos, sociales, mediáticos y virtuales (GARCÍA VARGAS; GAONA; LÓPEZ, 2016GARCÍA VARGAS, A.; GAONA, M.; Y LÓPEZ, A. Intersecciones: espacio físico, social y mediático en la construcción cotidiana de una ‘ciudad ordinaria’ (San Salvador de Jujuy, Argentina). Comunicación y Medios, Santiago, n. 33. p. 89-114, 2016.). En la vida cotidiana vamos aplicando valoraciones diferenciadas en cada uno de ellos (por ejemplo, históricamente hemos aprendido a distinguir entre lo público y lo privado) y los practicamos de acuerdo con los entendimientos que vamos incorporando socialmente sobre cada uno.

La virtualidad, al ser concebida como un entorno de desenvolvimiento en la experiencia, es concebida como uno más de los planos espaciales de la vida. Desde esta perspectiva podemos entrar en iniciación para teorizar los espacios como producto de las interrelaciones, es decir, constituidos por ellas. Esta visión de los espacios entiende que las relaciones que los constituyen son inseparables de las prácticas que efectivamente terminan transcurriendo en ellos, por ello se encuentran siempre en proceso de construcción (MASSEY, 2005MASSEY, D. For Space. Londres: SAGE Publications, 2005.). El espacio es así objeto y proceso de forma simultánea. La estructura objetiva y material es el espacio con el que nos encontramos (un espacio al que, en esa faceta, podemos considerarlo objeto). Y el espacio como proceso toma la forma de aquello que reconocemos como habitus: el modo en el que corporizamos lo exterior, pero también el modo en el que lo clasificamos y reconocemos.

Más allá de esta primera instancia plenamente empírica de la experiencia espacial, es relevante incorporar nociones como la de la trialéctica del espacio. Los espacios preconcebidos, representados y practicados. Es decir, que existen representaciones del espacio, esto corresponde a su faceta racionalista, prevista, diseñada y reglada de forma previa a la práctica; que tienen una dimensión pragmática, plenamente vivida y experimentada; y, por último, que los espacios son también representados en la misma apropiación. En este trípode conceptual, que le da densidad a la concepción espacial como proceso, se habilita la consideración de que en la interación se pueden abrir posibilidades de transformación (LEFEBVRE, 2013LEFEBVRE, H. La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing, 2013.; SOJA, 1996SOJA, E. Thirdspace. Journeys to Los Angeles and other real-and-imagined places. Massachusetts: Blackwell Published, 1996.).

Por último, como parte de esta definición de los espacios que venimos construyendo, también es conveniente sumar las conceptualizaciones que proponen a las espacialidades como actuales o virtuales (DELEUZE, 2002DELEUZE, G. Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu, 2002.). Este marco de concepción de lo espacial atribuye al espacio virtual, a la virtualidad, el carácter de opuesto a lo actual, no así a lo real. Un estado presente, contingente, pero no por ello disociado de materialidades históricas que llegan a componerlo. Esto, en razón de transitar reflexiones en las que atendemos a los espacios virtuales como movimientos presentes a partir de acumulaciones históricas del pasado, una instancia que es pocas veces considerada cuando se recubre a la virtualidad de motes como las ideas de lo efímero, lo fugaz y lo inmaterial.

La co-construcción tecnologías/sociedad

Desde algunas versiones de los estudios sociales de las tecnologías, se establecen concepciones que plantean que las sociedades son tecnológicamente construidas y las tecnologías son socialmente configuradas (THOMAS, 2012THOMAS, H. Tecnologías para la inclusión social en América Latina: de las tecnologías apropiadas a los sistemas tecnológicos sociales. Problemas conceptuales y soluciones estratégicas. In: THOMAS, H.; FRESSOLI, M.; SANTOS, G. (org.). Tecnología, Desarrollo y Democracia. Buenos Aires: Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, 2012. p. 25-78.). Esta versión de análisis que apunta al constructivismo social de la tecnología (BIJKER, 1995BIJKER, W. Of bicycles, bakelites, and bulbs. Toward a Theory of Sociotechnical Change. Massachusetts: MIT Press, 1995.) pretende superar las limitaciones y los puntos ciegos de los determinismos en torno de las tecnologías.

Así, las tecnologías son consideradas como parte del tejido social, una parte entre muchas otras, que en la época contemporánea ejercen un papel preponderante como pilares que aseguran modelizaciones de las dinámicas sociales. Este enfoque de lo tecnológico como social y lo social como tecnológico implica una relación de co-construcción, y también la necesidad de dar cuenta de una amplia variedad de elementos o dimensiones y sus articulaciones, características, problemáticas y situaciones siempre diferentes y situadas (HARAWAY, 1995HARAWAY, D. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra, 1995.).

En esta consideración, las TICs se definen como agentes contingentes y abiertos, que expresan las relaciones sociales en las que están integradas. Y si la tecnología es parte integrante del entretejido social parece indispensable traer a primer plano la manera en que las relaciones de poder (en distintas instancias generizadas e interseccionadas) interactúan con el diseño, la innovación y la valoración de las tecnologías, y la influencia diferencial del cambio tecnológico en agentes socializados de manera diferente de acuerdo a marcas y normativas establecidas de acuerdo a territorializaciones, roles y expectativas para lxs sujetxs en torno de ellas.

Entramado sociotécnico

Las apreciaciones esbozadas hasta este punto acerca del carácter de co-construidos que tienen lo tecnológico y lo social tienen como base la perspectiva sociotécnica. Esta perspectiva implica relevar tanto las relaciones materiales, discursivas, económicas, históricas, simbólicas como sensibles, entre otras, para inscribirlas de acuerdo con criterios distinguibles en etapas superpuestas, aunque simultáneas, del análisis. Esta es una visión que asimila los entornos como entramados factibles de una flexibilidad interpretativa, es decir, de una comprensión contextualizada, situada.

Más allá de este carácter contingente que parece dársele a estos ensambles sociotécnicos, son fundamentales las instancias que suman esta escala social producida a un sistema histórico previo que desprende relaciones estructuradas entre las personas. Si la tecnología implica fuentes renovadas de poder, se vuelve preciso construir análisis y acción política igualmente renovados en este campo. En este contexto, las interrelaciones y las relaciones sociales con las tecnologías están atravesadas ineludiblemente por las relaciones de poder, posiciones sociales naturalizadas y opresiones vigentes (HARAWAY, 1995HARAWAY, D. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra, 1995.). La trama artefactos/sociedad entonces se libra al estudio, por un lado, de las relaciones entre grupos sociales relevantes, histórica y geográficamente situados, y políticamente orientados (HARAWAY, 1995HARAWAY, D. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra, 1995.); y, por otro, a las redes socioeconómicas o redes sociotécnicas (CALLON, 1992CALLON, M. The dynamics of techno-economic networks. In: COOMBS, R.; SAVIOTTI, P.; WALSH, V. (ed.). Technological changes and company strategies: economical and sociological perspectives. Londres: Harcourt Brace Jovanovich Publishers, 1992. p. 132-161.; LATOUR, 2013LATOUR, B. Investigación sobre los modos de existencia. Una antropología de los modernos. Buenos Aires: Paidós, 2013.; LAW, 2004LAW, J. After method: mess in social science research. Nueva York: Routledge, 2004.). De esta combinación crítica, esencialmente, se desprenden las facetas que integran las dimensiones ideológicas de la experiencia mediada, las diferencias cualitativas entre actividades y campos de la vida, y los valores de los actores involucrados en las redes como elementos centrales para el análisis de las redes sociotécnicas.

En la práctica, la distribución de criterios generales que hacen a los aspectos de un ensamble sociotécnico como vía de análisis reconoce como sus dos ejes a las relaciones sociales con la tecnología (HARAWAY, 1995HARAWAY, D. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra, 1995.) y a las relaciones sociales a través de la tecnología (SIBILIA, 2009SIBILIA, P. El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 2009.). Estos dos ejes generales no son equiparados a la dicotomía online/offline que en temprano estudios etnográficos de entornos virtuales se postularon como las dos dimensiones constitutivas de dichos ambientes (HINE, 2004HINE, C. La etnografía virtual. Barcelona: UOC, 2004.), sino que los aspectos señalados aluden a la trama compleja de entidades, elementos e interacciones que definen cada una de esas dos instancias complementarias (TUDOR, 2021TUDOR, M. Queering digital media spatiality: a phenomenology of bodies being stopped. Feminist Media Studies, Londres, n. 7, v. 21, p 108-124, 2021). De ello, se hace foco principalmente en la experiencia constituida por les agentes de dichas interacciones (grupos sociales relevantes), y no es así tanto un foco de interés detenido su tránsito espacial relativo.

A sabiendas de que el cambio tecnológico y el cambio social ocurren de manera encadenada para las personas, en el plano material y en el significante, lo material y lo relacional se toman como nodos que, en definitiva, engloban las vías abiertas hasta este punto para explicar qué se entiende por entramado sociotécnico. Los nodos materiales corresponden a los marcos tecnológicos, normativos, institucionales, de mercado, geográficos, sociales, económicos y contextuales. Los nodos relacionales se refieren a características de les agentes en práctica, datos demográficos, modos de habitar y transitar los espacios y el espacio virtual, las relaciones sociales con las tecnologías que actúan como mediadoras de dichos tránsitos, las valoraciones y expectativas implicadas en el proceso, las relaciones sociales establecidas con otrxs en el entorno mediado, la legitimidad atribuida a dichas relaciones y actividades, entre otros aspectos que hacen a la experiencia virtuada.

Ontología de la tecnología frente a la experiencia de agentes múltiples

La influencia de la metáfora de lo cyborg, concepto traído a la popularidad por Haraway (1987)HARAWAY, D. A manifesto for cyborgs: Science, technology, and socialist feminism in the 1980s. Australian Feminist Studies, Sydney, v. 2, n. 4, p. 1-42, 1987., cosechó por su potencia de teórica infinidad de tránsitos, sobre todo desde el feminismo, que buscaron poner en crisis las fronteras establecidas a priori entre las cosas, las estructuras de sentido y las bases racionales de las dicotomías lógicas sobre las que se cimienta la comprensión de los entornos. Este híbrido cyborg supondría una forma de ser contemporánea que fragmenta lo universal y que asume los límites de la vida en el presente en una permanente ocurrencia o un estado de interconexión.

Más allá de su potencia creativa y de apertura, algunas autoras postularon la necesidad de desnaturalizar la metáfora del cyborg, separándola de las promesas de ruptura de jerarquías y de liberación de opresiones que parece traer implícitas, bajo la observación de que su eficacia categorial dejaba en el camino un tanto desatendidos debates para formular propuestas que se atendieran más plenamente las condiciones de vida concretas de lxs sujetxs no ideales en el contexto de un orden social tecnologizado y virtualizado (MARTÍNEZ-COLLADO, 2008MARTÍNEZ-COLLADO, A. Reflexiones críticas sobre el feminismo en el escenario electrónico. Exitbook, Madrid, n. 9, p. 46-53, 2008.; SUED, 2018SUED, G. The cyborg metaphor in Ibero-American science, technology and gender literature. Tapuya: Latin American Science, Technology and Society, Londres, n. 1, v. 1, p. 95-118, 2018)1 1 Lo que Haraway (1995), retomando a Trinh Minh-Ha, denomina otrxs inapropadxs/bles. .

Las tensiones entre las dos visiones del mundo tienen que ver con la definición ontológica que deciden establecer entre las partes. Una ontología política de las tecnologías (LAW, 2004LAW, J. After method: mess in social science research. Nueva York: Routledge, 2004.) desde la ontología cyborg (HARAWAY, 1999HARAWAY, D. Las promesas de los monstruos. Una política regeneradora para otros inapropiados/bles. Política y Sociedad, Madrid, n. 30, p.121-164, 1999.) contiene la premisa de que no todes viviríamos en una misma realidad, sino en un mundo de multiplicidades y diferencias, con las consecuentes variaciones experienciales y artefactuales de acuerdo con la versión de mundo que cada une experimente. Esta versión ontológica permite no subsumir todas las experiencias a una única versión admisible. Si bien suena como un concepto distante cuando intentamos comprender la virtualidad como experiencia transitada, resulta más evidente cuando, por ejemplo, admitimos que la modernidad no podría ser la única versión posible de la historia, o que el espacio reglamentado (por ejemplo, un Estado) no podría ser apropiado en la práctica de forma diferencial (las comunidades).

Esta ontología de la tecnología no inhabilita ni desarma las inequidades previamente existentes, sino que las rearticula como parte de los movimientos que constituyen las relaciones sociales con las tecnologías, la relación de estas relaciones con todas las demás dimensiones de la vida como algo co-producido y co-afectado.

La concatenación de diferencias que admite esta versión epistemológica no parcializa irreductiblemente las experiencias, sino que busca hacer reales y significativas tales variaciones experienciales. Se asume que parte de estas diferencias son recordatorios de sistemas mundiales históricos de dominación, que otras partes son reformulaciones inesperadas de esas estructuras, y que se da pie a admitir tanto unas como otras posibilidades. Solo así podemos reconocer la validez de las diferentes versiones o experiencias de un artefacto o sistema artefactual a fin de comprender la red de sentidos, de relaciones y posiciones que constituyen su funcionamiento o no funcionamiento, su utilidad o no utilidad, para quiénes, para qué motivos, y en qué situaciones.

Nos resta incorporar reflexiones respecto de la corporalidad virtuada como experiencia y las espacialidades virtuadas como entorno de tránsito y habitabilidad, en razón de por fin concluir en las apreciaciones para discutir nociones vinculadas a la inclusión como son el acceso, el tránsito y la sostenibilidad.

Corporalidades virtuadas

Hemos venido considerando la posición en la que se ubican las experiencias con las tecnologías que no responden a los ideales y los esperables respecto de lo planificado y lo normado en entornos virtuales. Estas inquietudes tienen que ver con que, desde contextos específicos y desde modos de desenvolvimiento de las condiciones particulares en las que se encuentran ciertxs sujetxs, muchas veces la apropiación, representación y narrativa en la cotidianidad virtual encuentra formas disímiles de incorporarse y transitar los artefactos; formas que, por otro lado, no pueden desconocerse, generalizarse o interpretarse con lentes que las asimilen a usos contradictorios o negativos de las tecnologías.

Para dar cuenta de estas inquietudes, establecemos que las experiencias de relación con y a través de las tecnologías son experiencias corporalizadas. Las prácticas corporalizadas son siempre lugares tanto de generación como de disputa de significados, en los que el lenguaje es sólo uno de los lugares de esos significados. Así, lenguaje, cuerpo concreto y habitado, y prácticas sociales situadas, hacen todas a la formulación de una experiencia. Ello comprende analíticamente las textualidades que se cruzan en la virtualidad, las formas de configurarse a sí mismxs y colectivamente en los diferentes ámbitos transitados, los modos de valoración que se establecen de cada uno de esos ámbitos, las estrategias y los reenvíos que se instrumentan, así como la formulación de los modos en que se puede y se decide habitar las experiencias vividas.

¿Por qué darle tanta preminencia al carácter concreto y material de la corporalidad en la experiencia virtuada? Porque frente a líneas teóricas que han postulado la obsolescencia del cuerpo en base a la expansión de las tecnologías de la virtualidad, o aquellas que no participan de la responsabilidad de la construcción de las relaciones sociales con las tecnologías desde la tecnofobia, tenemos que asumir -con todo el bagaje construido desde lo estudios feministas de las tecnologías- que las relaciones en y con las tecnologías no generan agentes cóncavxs o incompletxs. El cuerpo cyborg (HARAWAY, 1995HARAWAY, D. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra, 1995.), el tecno cuerpo (PRECIADO, 2008PRECIADO, B. Testo yonqui. Madrid: Espasa Calpe, 2008.), el cuerpo queer (CAMARGO; FERNÁNDEZ VAZ, 2012CAMARGO, W.; FERNANDEZ VAZ, A. De humanos e pós- humanos. Ponderações sobre o corpo queer na arena esportiva. In: SOUZA COUTO, E.; GOELLNER, S. (org.). O triunfo do corpo. Polêmicas contemporâneas. Petrópolis: Ed. Vozes, 2012. p. 119-144.) son formas de concebir como legítimas y enteras las incorporaciones variadas y múltiples al entramado de la vida social mediada tecnológicamente.

Desde una clave interseccional y de género, entendemos que se hace necesario reconstruir la serie de condiciones culturales que delimitan, corporizan y habilitan posibilidades restringidas a las expectativas de socialización de cada persona, de cada sujetx. Además, implica atender a que la experiencia diferenciada, deviene en experiencia desigual para algunxs. La atención a la dimensión de la experiencia corporizada o habitada responde, en definitiva, al carácter epistemológico que reconocemos en la experiencia. En tanto ella se constituye en base a situaciones, posiciones y materialidades específicas, en base a posicionamientos siempre marcados históricamente y siempre en torno de las relaciones de poder vigentes, es que les sujetxs se apropian de las categorías y relatos disponibles para nombrar el mundo, y ahí también, renombrarlo y cuestionarlo.

Sandoval (2002)SANDOVAL, C. Dissident globalization, emancipatory methods, social-erotics. In: CRUZ MALAVE, A.; MANALANSAN, M. (ed.). Queer globalization, citizenship and the aftermath of colonialism. Nueva York: NYU Press. 2002, p. 9-20. ha desarrollado una batería teórica para asumir e intentar comprender estos modos de desenvolvimiento y modos de experiencia en condiciones tecno-humanas, que ella define como formas de prácticas y conciencias opositivas a los regímenes vigentes. A estas formas diferenciales de experimentar la trama sociedad/tecnologías, la autora las distingue en: metodologías de lectura de los signos (desde versiones semiológicas alternativas); metodologías deconstructivas (en las que se separa los signos de sus significados dominantes); metodologías meta-ideológicas (de apropiación de conceptos para su resemantización opositiva o revolucionaria); metodologías democráticas (de transmisión de las metodologías anteriores ya no solo para la propia supervivencia sino para la colectivización de nuevos sentidos); y, por último, la metodología de la conciencia diferencial (que aprende a maniobrar armónicamente las metodologías de acuerdo con los distintos contextos). El uso crítico de las nociones de experiencia y la conciencia oposicional es la vía para legitimar y dan márgenes a que los diversos y diferenciales tránsitos virtuales, sean reconocidos como objeto productor de conocimientos válidos en sí mismos.

Espacios virtuados

Hasta ahora hemos establecido que, así como no existen espacios absolutos y estables, son también variables y parciales las experiencias que se producen en la trama sociedad/tecnologías en el presente. Hemos establecido también que, en la práctica, las personas libran sus tránsitos cotidianos en un continuum entre espacios a los que les van asignando distintas valoraciones, intereses y factibilidades de estrategias para asumirlos, percibirlos y practicarlos. Más allá de esta experiencia de continuum se hace indispensable enfocarse en el modo en el que se producen las articulaciones entre la presencia física y la presencia virtual. Por ello, al prestarle atención focalizada a la virtualidad, no podemos dejar de considerar el modo en el que se van enlazando co-constitutivamente las corporalidades físicas y virtuales (las energías personales dispuestas entre ellas), y las espacialidades actuales y virtuales, como camino para así poder abarcar las valoraciones de las presencias de acuerdo con la entidad simbólica de cada uno de dichos elementos.

Habiendo fijado la materialidad que se imprime en las espacialidades respecto de los fines para los cuales fueron producidas inicialmente (lo ya teorizado por Lefebvre (2013)LEFEBVRE, H. La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing, 2013. para hablar del conjunto de los espacios sociales), se distingue entre los espacios que llamaremos institucionales y los espacios de tipo comerciales2 2 Atendemos sobre todo a los espacios institucionales y comerciales aun asumiendo la existencia de producciones de espacio que refieren a búsquedas de comunidades de otro tipo. Estas invenciones espaciales han sido y son modelizaciones de mundos posibles que, en buena medida, se corresponden con las hibridaciones observadas por diferentes autorxs de los estudios sociales de las tecnologías (HARAWAY, 1999; LATOUR, 2013; SANDOVAL, 2002; WAJCMAN, 2005). Éstas son, en definitiva, unas de las fugas existentes entre las captaciones descritas anteriormente. . La exploración de estos entornos como otra de las vías de análisis permite distinguir, desde los nodos materiales, las maneras en las que los modos de producción van fijando características más bien inflexibles en razón de sus intereses. Se hacen intrínsecos esos intereses al resultado de la espacialidad virtual conformada. Por ejemplo, no podemos evitar sentir que los tránsitos en ciertos entornos comerciales nos resultan más “amigables” por su disposición (es el caso de aquellas redes sociales comerciales que parecen más intuitivas de nuestras circulaciones). O chocarnos con barreras restrictivas o privativas que responden -de manera no contradictoria con lo anterior- a los fines comerciales y de mercado. Los entornos institucionales muchas veces nos parecen afables pero austeros en contraste con el eye-candy gratificante de los circuitos virtuales comerciales.

Más allá de las variaciones en estas versiones espaciales, se potencian contemporáneamente formas de sujeción que encuentran como ámbitos de despliegue predilecto los nuevos espacios de relaciones con las tecnologías y los espacios virtuales. Si antes éramos sujetxs productivxs en lugares destinados al trabajo asalariado y la producción material en esos términos, hoy somos sujetxs de lxs cuales se siguen requiriendo competencias explotables pero de modo menos tangible, y que tienen que ver con el extractivismo de datos y de subjetividades. Las personas que convivimos y desplegamos nuestra experiencia sujetadxs sobre todo a estos axiomas de consumo (en todo el sentido de la palabra), en tanto nuestra disposición parece acoplarse más allanadamente a los espacios producidos por el capital y las formas dominantes. Las asimetrías en las experiencias virtuales también tienen que ver en la actualidad con los niveles a los que somos sometidxs a extracciones de este tipo que se monetizan, se convierten en recurso, y operan en función de acrecentar una nueva instancia de acumulación entre los sectores ya dominantes.

Aquello que con cierto discernimiento podemos nombrar como data-mining, como estrategias políticas de desviación de contenidos, como fake-news, como rastreo geolocalizado o como ventanas comerciales de spam no es más que la racionalidad de los espacios en los que más directamente comprometidxs nos encontramos en la actualidad, basados en poderes fluidos de la acumulación. Es en esta predominante elaboración de las espacialidades virtuales y con las tecnologías en las que las personas terminan procurando mínimas agencias posibles o versiones desviadas de las del tipo descrito por Sandoval (2002)SANDOVAL, C. Dissident globalization, emancipatory methods, social-erotics. In: CRUZ MALAVE, A.; MANALANSAN, M. (ed.). Queer globalization, citizenship and the aftermath of colonialism. Nueva York: NYU Press. 2002, p. 9-20..

Conclusiones: ¿Cómo podemos encarar las preguntas por la equidad en torno de las tecnologías digitales? Caminos para pensar el acceso, el tránsito y la sostenibilidad

El carácter de co-producción sociedad/tecnología que hemos presentado hasta este punto implica entender la inmanencia que tienen las relaciones sociales con las tecnologías en la vida de las personas. Esto allana preguntas que tienen que ver con “apariciones” tecnológicas o “impactos” sociales ocasionados por las tecnologías, ya que asimilamos la inmanencia correlacional que existe entre ambas dimensiones haciendo insoslayables las lógicas de la dimensión tecnológica al régimen relacional. Esto, tanto por la práctica efectiva con las tecnologías, como por su horizonte representacional e imaginario en la vida diaria de las personas. No existe la experiencia por fuera del régimen relacional dispuesto entre sociedad/tecnologías; no existe binariamente un adentro y un afuera de las tecnologías, una pertenencia o una defección absoluta factible de las tecnologías; sí existe un régimen producido por la disposición de los medios generadores de las tramas sociedad/tecnologías entre quienes planifican y producen sus dispositivos y quienes las experimentan y vivencian libradxs a la agencia. Es acá donde podemos preguntarnos por posibilidades más justas en dichas experiencias.

La inclusión, por ejemplo, supondría la incorporación anexada a los dispositivos dispuestos. Y, como ya hemos señalado en este trabajo, las formas diferenciales de experimentarlos no pueden ser vinculadas a lecturas homogéneas de la práctica, sino que requieren componerlas analíticamente de las complejidades materiales y relacionales desde las cuales se posicionan lxs sujetxs.

Si bien la noción del acceso tiene raíz en la experiencia de consenso con el dispositivo, supone la posibilidad de reconocimiento como elemento parte del entorno, como agente que merece ser comprendidx. Son los accesos diferenciados basados en todos los criterios que pueden ensanchar distancias materiales en la relación con las tecnologías y la relación con la virtualidad los que merecen ser plenamente atendidos. Entre lo relacional y lo material podemos preguntarnos por los factores socio-culturales, económicos, funcionales, de género, generacionales y de decisiones políticas que recubren como condiciones de base las presencias y las interrelaciones con las tecnologías. Las preguntas por la economía política de las experiencias diferenciales y las preguntas desde una perspectiva sociotécnica son los interrogantes que pueden darle plena densidad a la pregunta por el acceso.

De acuerdo con lo planteado acerca de los espacios sociales contemporáneos, los espacios virtuales y los espacios en torno de las tecnologías, no podemos sino someter a escrutinio la racionalidad que lleva a hacer de cada uno de esos espacios un complejo de sujeción absorbente de las experiencias en el presente. Cuando están en pugna velada tal cantidad de datos acerca de las personas y por tanto las posibilidades estructurales de conducir y limitar las agencias, no podemos sino abogar por la construcción de territorios de la virtualidad que apunten a desgranar la vigencia de aquellos tránsitos más violentos a los que somos sometidxs.

El dinamismo intrínseco a las características movimentales de las tecnologías y las virtualidades nos permiten incorporar como parte de estas reflexiones conclusivas otro factor que puede ser de incidencia en una conformación artefactual más vinculada a intereses convivenciales de mayor equidad que a intereses privativos, androcéntricos y de mercado. Esto refiere a la elaboración sostenible de las tramas sociedad/tecnología. Esta sostenibilidad supone un desarrollo que extrapole las racionalidades iniciales de los entornos sociotecnológicos para desplegarlos de acuerdo con las necesidades y prácticas de las personas, que atienda a los límites técnicos contextuales, que evalúe los alcances culturales y materiales de las herramientas y los procesos, y que cuente con la convalidación social colectiva en relación a los puntos señalados (SAN MARTÍN; ANDRÉS; RODRÍGUEZ, 2017SAN MARTÍN, P.; ANDRÉS, G.; RODRÍGUEZ, G. Construir y sostener una red físico-virtual de un instituto de investigación: el caso DHD-IRICE. Paakat: Revista de Tecnología y Sociedad, Guadalajara, n. 12, p. 1-18, 2017.).

Los factores que componen la pregunta por la sostenibilidad atienden más detenidamente la co-construcción tecnologías/sociedad en relación con los vínculos interrelacionales, a las habilidades variables de las personas, a las políticas públicas necesarias como productoras y contralores, a la congruencia armónica con las lógicas culturales, a la infraestructura general, a una accesibilidad funcional para todxs, y a una semántica pasible de ser inteligible e interpretable por todxs.

  • 1
    Lo que Haraway (1995)HARAWAY, D. Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra, 1995., retomando a Trinh Minh-Ha, denomina otrxs inapropadxs/bles.
  • 2
    Atendemos sobre todo a los espacios institucionales y comerciales aun asumiendo la existencia de producciones de espacio que refieren a búsquedas de comunidades de otro tipo. Estas invenciones espaciales han sido y son modelizaciones de mundos posibles que, en buena medida, se corresponden con las hibridaciones observadas por diferentes autorxs de los estudios sociales de las tecnologías (HARAWAY, 1999HARAWAY, D. Las promesas de los monstruos. Una política regeneradora para otros inapropiados/bles. Política y Sociedad, Madrid, n. 30, p.121-164, 1999.; LATOUR, 2013LATOUR, B. Investigación sobre los modos de existencia. Una antropología de los modernos. Buenos Aires: Paidós, 2013.; SANDOVAL, 2002SANDOVAL, C. Dissident globalization, emancipatory methods, social-erotics. In: CRUZ MALAVE, A.; MANALANSAN, M. (ed.). Queer globalization, citizenship and the aftermath of colonialism. Nueva York: NYU Press. 2002, p. 9-20.; WAJCMAN, 2005WAJCMAN, J. El tecno feminismo. Madrid: Cátedra, 2005.). Éstas son, en definitiva, unas de las fugas existentes entre las captaciones descritas anteriormente.

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Editado por

Editora responsable: Maria Ataide Malcher
Asistente editorial: Weverton Raiol

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    05 Dic 2022
  • Fecha del número
    2022

Histórico

  • Recibido
    01 Jun 2020
  • Acepto
    28 Mayo 2022
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